Category: Tecnología


Ayer leí un pequeño artículo en El País -lo siento, no lo encuentro en la edición digital, y yo he leído hoy artesanía en red- acerca de la eterna comparación entre los modelos ¿educativos? del Marcelona y del Real Mandril. Fútbol, por supuesto. ¿De qué se puede hablar si imageno? Ah… sí, hay unos pocos pirados en las acampadas repartidas por la geografía peninsular. Pero eso no es nada comparado con el fútbol. Tiempos gloriosos como estos no hay muchos. Así que a disfrutarlo.

La “pirámide es brutal” en el fútbol de élite, leía. Pues claro. Solo hay sitio para unos pocos. Para unos pocos niños (no niñas) que son elegidos para la gloria. Es gente que ha llegado a lo más alto. Sus camisetas de pega están repartidas por cualquier mercadillo que se precie. Missi y Caspillas. Mamá, mamá, quiero la camiseta. Pues claro, niño, la camiseta representa el éxito, eso que debes perseguir. He aquí los nuevos iconos de la sociedad moderna. A ver si nos sacas de pobres.

Claro que ¿cuántos jugadores de fútbol de élite avanzan en sus estudios? No, no hay tiempo. Ahí fuera les reclaman otro tipo de virtudes. No hace falta que se apliquen a estudiar. Lo suyo es ser los mejores dando patadas a un balón. Y sabiéndose las alineaciones de los equipos de fútbol que marcan las portadas de los grandes medios. No hay sitio para muchos. Las estadísticas dicen que uno de cada cien de los ya elegidos que pasan por las escuelas de los grandes clubes de fútbol llegan al primer equipo. Tasa de fracaso: 99%. Y si lo ampliamos a quienes ni siquiera llegan a pasar por esas escuelas de élite, la tasa de fracaso alcanzará el 99,99%. El éxito es duro.

El caso es que los jugadores se convierten en modelos a imitar para los niños. Da igual que escupan al contrario o que llamen “morro” (¿¿??) a un jugador negro en un pequeño momento de descontrol que cualquiera puede tener. Da igual que conduzcan vehículos de gran cilindrada y muestren una ostentación que deja claro el modelo: he triunfado, chaval. ¿No querrías ser como yo? Pues claro.

Así que la Masía se convierte en el modelo a imitar. El Barcelona es la referencia de un circo donde los niños son malabaristas. Pero no hay problema porque les enseñan valores. ¿Cuáles? Vete tú a saber. Ya, claro, “valores”. Supongo que será algo así como: disfrutar, compañerismo, empatía, solidaridad. Eso es lo que diferencia a un club mediático de otro. Que Figo vaya de un sitio a otro o que un gran futbolista se bese el escudo es signo de los tiempos modernos: identificación con los colores del mercado, de la marca, de quien pague. Excepcioines siempre habrá, menos mal.

Claro que la pasión por unos colores, la identificación con los grandes logros nos viene de serie como humanos que somos. Así que aquí también juegan las contradicciones. La alegria inmensa de tanta gente es la rabia contenida de otra tanta. Extremos que comparten un modelo. Con una pirámide brutal: en la cúspide los elegidos. No es la primera vez que esto del fútbol me desata esta reflexión:

image Es el año 1991. En este futuro alternativo, perros y gatos han desaparecido de la faz de la Tierra hace 8 años a causa de un virus desconocido. Los seres humanos han adoptado a los simios como mascotas, y su extrema facilidad para aprender los ha hecho evolucionar, siendo adiestrados para realizar tareas complejas. Pero en vez de ser ayudantes de las tareas humanas, con el paso del tiempo se han transformado en verdaderos esclavos. La humanidad también ha cambiado: ahora Norteamérica está regida por un gobierno autoritario que poda las libertades civiles y vive en permanente estado de alerta. Es que ya han pasado 20 años desde que Cornelius y Zira llegaran a la Tierra desde el futuro en la nave espacial de Taylor, y profetizaran un mundo dominado por los simios. Ellos fueron asesinados pero su hijo ha crecido bajo el cuidado de Armando, el compasivo dueño de un circo. Pero cuando Armando y el simio parlante llegan a la ciudad, sólo ven violencia extrema aplicada a los primates, lo que motiva la protesta del simio en voz alta. Su identidad secreta (la que celosamente guardaba Armando todos estos años)queda revelada, y se desata una búsqueda implacable del simio parlante. Este logra huir y se infiltra en un cargamento de simios recién llegado para adiestramiento. Pero Armando es apresado y sometido a extremos interrogatorios; en uno de ellos intenta escapar y perece. El simio se entera y en su furia comienza a una revolución.

El Fuego Griego


El poder del arma venía no sólo del hecho que ardía en contacto con el agua salada y no con el agua dulce , sino que incluso ardía debajo de ella. En las batallas navales era por ello un arma de gran eficacia, causando grandes destrozos materiales y personales extendiendo, además, el pánico entre el enemigo: al miedo a morir ardiendo se unía, además, el temor supersticioso que esta arma infundía a muchos soldados, ya que creían que una llama que se volvía aún más intensa en el agua tenía que ser producto de la brujería.
El lanzamiento de una mezcla viscosa que en estudios recientes ha dado como siete los ingredientes de esta arma: petróleo en bruto, o nafta, para que flotase sobre el agua, azufre, que al entrar en combustión, emite vapores tóxicos, cal viva, que reacciona liberando mucho calor al entrar en contacto con el agua (el suficiente para prender materiales combustibles), resina, para activar la combustión de los ingredientes, grasas para aglutinar todos los elementos, y nitrato potásico, salitre, que desprende oxígeno al prender, permitiendo de esta forma que el fuego continúe ardiendo bajo el agua. Tras lanzar la mezcla a través de unos largos tubos instalados en la embarcación, la mezcla entraba en ignición al contacto con el agua, incendiando las embarcaciones enemigas.
El motivo por el que se desconoce su composición es muy simple: la marina bizantina de la Alta Edad Media era, con mucho, la dueña del Mediterráneo Oriental, y en la posesión del fuego griego estaba una de las claves de su superioridad, de manera que esta arma se consideraba secreta

Público.es

Un ensayo de la filósofa Martha Nussbaum y expertos españoles alertan del peligroso arrinconamiento de las humanidades en favor de una educación mercantilista

JESÚS MIGUEL MARCOS Madrid 28/11/2010 08:32 Actualizado: 28/11/2010 10:51

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Seguro que recuerdan aquel chiste de un ingeniero, un físico y un informático que se quedan tirados en una autopista. Los dos primeros se enzarzan en una discusión sobre si hay que revisar la correa de distribución o la temperatura del radiador. El informático, mirándoles con cierta incredulidad, concluye con esta pregunta: ¿Y si salimos y volvemos a entrar? Da risa, pero es probable que su sugerencia sea incluso más práctica que la que hubiera ofrecido un filósofo. Por ejemplo: ¿Qué premisas podemos establecer para construir argumentos válidos que nos encaminen a una solución a nuestro problema en la autopista?

"¿Cómo se nos ha ocurrido meter a este en el coche?", dirían los otros tres, pensando con razón que las elucubraciones del filósofo podían abrir sus mentes, pero de ningún modo iban a arrancar el vehículo.

Que un chiste cuente que lo que no tiene un valor práctico inmediato no tiene valor nos hace reír, pero cuando se hace realidad se puede transformar en la peor broma macabra. Desde hace algunos años, existe la tendencia en los sistemas educativos de todo el mundo de arrinconar las humanidades (Filosofía, Filología, Historia…) en favor de los estudios con una proyección mercantilista.

"Los ciudadanos serán máquinas utilitarias", adivierte Nussbaum

El reciente Plan Bolonia o la reducción de la carga horaria de Filosofía en la Educación Secundaria son sólo dos ejemplos de un fenómeno que ha sido contestado con ruidosas protestas desde la comunidad académica. "Se están produciendo cambios drásticos en aquello que las sociedades democráticas enseñan a sus jóvenes. Sedientos de dinero, los estados nacionales y sus sistemas de educación están descartando sin advertirlo ciertas aptitudes que son necesarias para mantener viva la democracia", escribe la filósofa estadounidense Martha C. Nussbaum en Sin fines de lucro (Katz).

Nussbaum, prestigiosa profesora en Harvard y una de las cien intelectuales más relevantes de 2010 según la revista Foreign Policy, ha escrito un libro en el que alerta del peligro de que aparezcan "generaciones enteras de máquinas utilitarias, en lugar de ciudadanos cabales capaces de pensar por sí mismos".

CIUDADANO ROBOT
No pienso, no protesto

En el año 2001, la compañía de energía Enron entró en bancarrota después de que sus dueños protagonizaran uno de los fraudes empresariales más espectaculares de la historia. Muchos trabajadores sabían lo que estaba pasando, pero ninguno alzó la voz. "La autoridad y la presión de los pares hacían que la gente no protestara, incluso cuando las cosas se pusieron realmente feas. Necesitamos producir gente que se sienta impulsada a ser crítica, tanto para lograr un futuro saludable en la cultura de empresa como, por supuesto, para la política", responde a Público Nussbaum.

El ciudadano adquiere las herramientas para desempeñar un trabajo, aprende conocimientos de aplicación inmediata y claramente dirigidos a promover el desarrollo económico, pero se deja a un lado la formación de su capacidad intelectual, de pensamiento crítico y de reflexión. "Se están cambiando las premisas de la educación: de un sistema donde se primaba la formación intelectual se está pasando a una enseñanza utilitaria. Estamos viviendo un proceso de conversión de las universidades en un modelo muy impreciso de escuelas laborales", razona el decano de Filología de la UNED, Antonio Moreno.

CIUDADANO ÚTIL
Produzco, luego existo

Existe un abandono de aquellos conocimientos que no tengan una aplicación mercantil directa. Ahora prima la empleabilidad. No se forma a la persona de forma integral, sino que se persigue una educación que la convierta en sujeto de rendimiento inmediato en el ámbito económico. El ser humano como una pieza más del engranaje de un sistema productivo que requiere de ciudadanos fácilmente intercambiables que no se planteen otros posibles escenarios.

Para Ángeles J. Perona, profesora de Filosofía de la Complutense de Madrid, "esto conduce al adocenamiento del individuo, cierra su vida, su horizonte, e incluso limita mucho los criterios sobre su propia valía. Si haces algo que no tiene rendimiento mercantil, eres una persona excéntrica o un vago. Y hoy en día el criterio para juzgar es sólo ese".

CIUDADANO NEOLIBERAL
El mundo, un mercado

"Se está cambiando el modelo educativo de forma opaca", dice Antonio Moreno

El arrinconamiento de las humanidades está directamente relacionado con una concepción neoliberal de la educación: se forma a los individuos en función de las necesidades económicas de un país. "Las universidades pierden una de sus funciones fundamentales, fomentar la conciencia crítica respecto al status quo. Se propicia la integración económica, pero vamos a crear ciudadanos que no cuestionan el modelo económico y social porque no tienen herramientas para hacerlo", afirma la escritora Marta Sanz.

La universidad y la Educación Secundaria Obligatoria cada vez ofrecen programas más acordes con las necesidades de las empresas. Carlos Fernández Liria, profesor de Filosofía de la Complutense, lo ilustra con un ejemplo: "En una ocasión, un economista vino a dar una charla a la facultad para decir que las empresas necesitaban las humanidades, que los ejecutivos tuvieran cultura general, porque no podían ir a hacer una entrevista a Japón y no saber que hay que descalzarse para entrar en una casa. Eso van a ser las humanidades".

CIUDADANO INFANTIL
Me quejo, no actúo

Estas tendencias aparecen, precisamente, en lo que se ha llamado la sociedad del conocimiento, un mundo interconectado donde los individuos tienen acceso a un volumen de información inimaginable. Sin embargo, conocer no es sólo saber cifras y datos, sino analizar los contenidos que la persona recibe y devolver algo nuevo y distinto a la sociedad.
"Se está instalando el fenómeno del infantilismo, donde el individuo se cree que tiene acceso a todo, sin trabas, lo que es algo falaz. Cuando no lo consigue aparece el victimismo: la sensación de que se nos debe todo y nos quejamos de forma permanente. En lugar de asumir el papel de sujeto que actúa, somos pasivos, víctimas de un conjunto de factores que sencillamente nos impiden ser niños otra vez", explica Antonio Moreno.

CIUDADANO INMEDIATO
Logros a golpe de ‘click’

Las nuevas consignas educativas también quieren controlar el tiempo. "Ahora nos piden cronogramas de los programas: el tema 1 en dos semanas, el tema 2 en una semana… Eso impide que yo pueda cambiar el ritmo de mis clases en función de las preguntas de mis alumnos. El tiempo se mecaniza, se instala una sensación de seguimiento de las personas con la excusa de que te preocupas, cuando en realidad lo que haces es ahogarles", indica Ángeles J. Perona.

Se impone la idea de inmediatez, aumentada por las infinitas posibilidades que ofrece una tecnología cuyo poder no parece tener límites. Para Antonio Moreno, "el deslumbramiento de la tecnología, que aparentemente nos suministra un acceso a toda la información, crea una ficción de interpretación de la realidad y no contempla los intangibles del conocimiento. No son datos, son operaciones que tiene que realizar el sujeto. Y al sujeto hay que ilustrarlo, porque si lo toma de la red son opiniones prestadas, no un análisis propio".

CIUDADANO AISLADO
El otro no existe

Martha Nussbaum cree que una educación errónea es una de las causas que conducen a sistemas como el totalitarismo. Considera vital que se instruya a las personas desde muy pequeñas en la comprensión y experiencia de los otros. "La incapacidad para entender a los otros como seres humanos plenos fue una parte prominente del nazismo. El psicólogo Robert Jay Lifton hablaba del fenómeno de la disociación: los alemanes de la época eran capaces de tratar con gran humanidad a su familia y a continuación tratar a los judíos como meros objetos", explica Nussbaum.

"Esto conduce al adocenamiento del individuo", según Ángeles J. Perona

Los problemas de la actualidad, descontextualizados, aislan al ciudadano, que sin los conocimientos de fondo que aportan las humanidades se vuelve más vulnerable. "Se cercena su curiosidad y se le priva de muchos placeres, como es el disfrute de la cultura. Esta educación tan enfocada a satisfacer las necesidades del mercado incluso atenta contra la posibilidad de ser felices y de ser buenos. Moralmente buenos. Ser mejores personas: más solidarios, más consecuentes, más generosos…", sostiene Marta Sanz.

CIUDADANO INDEFENSO
Soy lo que quieren que sea

Las posibilidades para el individuo se reducen a una sola variable: el valor de su producción en el mercado. "Se nos impone una noción de producción muy mercantil, muy capitalista. ¿Porque qué se entiende por producción? Un libro de poesía es una producción, algo nuevo y valioso, pero claro, su rentabilidad económica no es tan valiosa", explica Ángeles J. Perona.

Carlos Fernández Liria cree que "el totalitarismo neocon, que es el que ha impulsado este tipo de educación, va a imponer en la cabeza de la gente que nada que no tiene valor en el mercado tenga valor en sí mismo". Las personas, por lo tanto, tendrán valor cuando el mercado lo decida.

Bolonia, una amenaza para las humanidades

Mercantilismo
Criterios de rentabilidad
El Plan Bolonia que se está implantando en las universidades de Europa “es perjudicial para las humanidades. Los debates para fijar qué grados se iban a aceptar se basaban en criterios mercantiles. Han estado a punto de desaparecer determinadas filologías por poca matrícula”, dice Ángeles J. Perona.

Competencias
Del ‘saber’ al ‘saber hacer’
Según el decano de Filología de la UNED, “se sustituye el aprendizaje de contenidos por las competencias, que es un saber hacer. Los contenidos los incorporas para desarrollar destrezas muy concretas en un ámbito muy determinado. Las ciencias puras tienen una situación muy difícil”.

Interés empresarial
Estudiar lo que produce
“Pervivirán las asignaturas que tengan interés empresarial. Se ve en el ámbito de los medicamentos: las investigaciones no van por la verdad ni el interés general de la humanidad, sino por lo que dicte el mercado”, asegura Carlos Fernández Liria.

© Diario Público.

El Código de Barras ( que no de marras)

El Código de Barras

La primera patente de código de barras fue registrada en octubre de 1952 (US Patent #2,612,994), el resultado de su trabajo fue un método para identificar los vagones del ferrocarril utilizando un sistema automático. No fue hasta 1966 que el código de barras comenzó a utilizarse comercialmente y no fue un éxito comercial hasta 1980.

Infografía

Pero esto no es todo, pues todo cambia, nada permanece.

Después surgió el BiDi, como evolución natural del mismo. Los códigos de barras en dos dimensiones, también denominados ‘bidis’, pueden ser leídos y procesados a gran velocidad por distintos dispositivos. La aparición de programas para teléfonos móviles con cámara que leen estos códigos 2D han popularizado su uso en Japón y Europa, y sirven de entrada en espectáculos, para redirigir a páginas web, como tarjetas de visita o para recibir información

Para más inri, se unen tecnologías de manera arbitraria y exponencial, de manera que el código de barras del futuro ( si antes no nos quedamos tod@s en paro) está en RFIL, o alguna de sus innumerables variantes.

Adiós a la cajera

Hemos relatado lo que pudiera nuestra compra semanal en el año 2008, fecha en que se calcula que se habrá implantado totalmente el RFIS, y hayan dejado de ser necesario pasar los artículos ante la ventanilla del detector del código de barras para elaborar la factura.

Ala, más gente a la calle.

Dentro de poco, no harán falta camarer@s, ni médic@s, ni policí@s… Ni polític@s ni banquer@s.. ¡ EH…, ESO NO!

¡ Tod@s a la puta calle! eso sí, civilizadamente… que estamos en democracia

¿ De que película me suena a mí esto? ( Respuesta: Demolition Man, Un futuro “descafeinado” vida sin vida, publicidad, puritanismo extremo y hasta sexo sin sexo… toda una dictadura del futuro, eso sí, sin violencia).

Una entretenida mezcolanza entre comedia y thriller de acción futurista es lo que nos depara este "Demolition Man", una película con trazos de cómic que toma prestada influencias del "1984" de George Orwell y de "Un mundo feliz" de Aldous Huxley, cimientos temáticos que sirven para la construcción de un vehículo cinematográfico para el inefable Sylvester Stallone, que encuentra aquí uno de sus mejores papeles, con referencias autoparódicas hacia su persona e incluso hacia su hercúleo colega Arnold Schwarzenegger.
El film presenta un mundo venidero aséptico, cándido y desaborido, en el cual las canciones que más éxito tienen son sintonías publicitarias del siglo XX, el sexo se realiza vía telepática y las palabras malsonantes se sancionan pecuniariamente.

Es una sociedad deshumanizada y cuadriculada, dominada por un equilibrio artificioso creado y controlado por las máquinas. ¿Quién les abrirá los ojos a esta comunidad alelada?

Gilipollas Sin Fronteras

 

 

 

 

 

 

 

 

Pero esto ya es otra historia…